Trabajando Mucho después de un Trasplante de Corazón
La muñequita Dorita ( conocida por Jenny ) sigue trabajando para la obra de Dios su nueva etapa misionera ,esta llena de fervor y de entusiasmo
Jenny , nunca deja de ser discípula, sabe que Jesús camina con ella, habla con ella, respira con ella , trabaja con ella. Percibe a Jesús vivo con ella en medio de la tarea misionera
Testimonios de Trasplante de Corazón
Cada cristiano tiene una historia relacionada con su creador la cual le marca su corazón por vida. Mi relación con Dios comenzó cuando mi esposo comenzó a decir qué íbamos a ser cristiano y qué trabajaríamos para la obra de Dios
Yo era reacia a eso ya que una vez estuve en la iglesia evangélica y se burlaban de mí mi familia ya que eran católicos. desde ese tiempo no quise volver a saber del evangelio de Jesucristo
Mi esposo lo decía como en un son de broma y eso me molestaba
Una vez me enferme, y me dio fiebre reumática la cual me dañó el corazón, con una cardiomiopatía dilatada. esta condición se llama también, corazón agrandado. aunque yo creía en Dios no quería aceptarlo como mi salvador.
Comencé a enfermarme muchísimo a veces en un mes estuve dos y tres veces en intensivos/ luego me implantaron un desfibrador para evitar la muerte repentina
Ahora mi esposo, que cuidaba solamente a su mamá que esta encamada. ahora también tiene que cuidar de Mí
Luego que salí del hospital, una amiga de nosotros los invito a un culto en una casa. la acompañamos ya que ella era la que nos llevaba a los sitios y no le podía decir que NO.
En el culto eramos dos parejas, una muchacha y un muchacho. luego que ella terminó la prédica. ella dijo el que quiera aceptar a Jesucristo, qué de un paso hacia adelante
Mi esposo miraba a la pareja, y me miró a mí, y luego me empujó. yo quedé desarmada automáticamente no sabía qué hacer
Luego mi esposo me coge la mano y las levanta . dice Yo también quiero aceptar a Jesucristo como mi salvador y así fue que comenzó nuestra vida como cristianos
Aprendí que en el caminar del Evangelio
“Todo hombre en todo lugar tiene el derecho otorgado por Dios, de escuchar, por lo menos una vez en su vida,
La presentación clara del evangelio de Jesucristo, en su propio idioma y en una forma culturalmente sensible que le permita tomar una decisión al respecto”.
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